A veces, me siento atrapado en mi propia vida. Como si fuera un prisionero de la rutina y la monotonía. Hago las mismas cosas todos los días, me muevo por las mismas calles, veo las mismas caras. A veces, me pregunto si podría haber hecho algo diferente para escapar de esta sensación de encierro. Pero en realidad, sé que soy yo quien se aferra a la comodidad de lo conocido. Aunque a veces me invade la nostalgia por tiempos más emocionantes o aventureros, me cuesta dar el primer paso para crear un cambio. Pero sé que si no lo hago, seguiré siendo un prisionero de mi propio mundo.