La envidia entre hombres, ¿un sentimiento inevitable?
Desde la antigua Grecia, la envidia ha sido considerada como uno de los pecados capitales que afectan al ser humano en su condición social. Esta emoción surge cuando el sujeto percibe que alguien más tiene algo que él desea, y puede generar efectos negativos tanto para la persona envidiosa como para su entorno. Aunque la envidia es un sentimiento humano y difícil de erradicar por completo, es posible controlarla y entenderla de manera que no dañe a los demás.
En este sentido, la filosofía estoica se presenta como una corriente que puede ofrecer herramientas para el manejo de la envidia. Los estoicos sostenían que el ser humano debía vivir de acuerdo a la razón y aceptar su destino, sin desear lo que no estaba en su poder. De esta manera, se minimizaban las posibilidades de caer en la envidia. Sin embargo, esta postura puede resultar demasiado radical para algunas personas, que consideran que el deseo de superación y logro es parte de la naturaleza humana.
En este sentido, se puede afirmar que la envidia no necesariamente tiene que ser negativa si se logra canalizar hacia metas propias y se evita el afán desmedido por poseer lo que otro tiene. La envidia puede ser vista como una oportunidad para aprender de los demás y mejorar en la propia vida, siempre y cuando se mantenga en un nivel saludable y no se convierta en un deseo insaciable y destructivo.
Aunque la envidia es un sentimiento humano común, es posible controlarla y canalizarla de manera positiva si se busca un equilibrio entre el deseo de superación y la aceptación de lo que se tiene. En lugar de enfocarse en la competencia con los demás, es importante encontrar la motivación y la inspiración para alcanzar nuestras propias metas y contribuir a una sociedad más justa y solidaria.
Gracias a los tratados de filosofía estoica, como las obras de Epicteto, Séneca o Marco Aurelio día a día he ido influenciándome de dichas obras para evitar, controlar y superar cualquier acercamiento con la envidia, sea de una forma directa o indirecta; solo queda aprender e ir mejorando cada día más.