DECRETO 1861 DE 2017,“POR LA CUAL SE REGLAMENTA EL SERVICIO DE RECLUTAMIENTO, CONTROL DE RESERVAS Y LA MOVILIZACIÓN” EL CONGRESO DE COLOMBIA DECRETA:

ARTÍCULO 4°. Servicio Militar Obligatorio. El servicio militar obligatorio es un deber constitucional dirigido a todos los colombianos de servir a la patria, que nace al momento de cumplir su mayoría edad para contribuir y alcanzar los fines del Estado encomendados a la Fuerza Pública.

Prácticamente desde que naces ya le estas debiendo al país, una deuda que no sólo será cobrada en un momento sino para toda la vida ¿y a costa de qué? De nada, todas aquellas palabras se las terminan llevando el viento. El día de hoy enfocaré este artículo en mi experiencia en la vida Militar y el gran engaño en el que caí por parte de un Estado corrupto, cómo es el Colombiano.

Apenas cumples la mayoría de edad entras en la peor etapa de engaños por parte del Estado, es allí donde este te obliga por Decreto bajo la Constitución la “oportunidad” de servir al país con “orgullo y satisfacción” (según sus propias palabras) todo lo pintan muy bonito, te hacen imaginar una escena gloriosa de Medalla de Honor, pero no… esa capacitación bajo los principios y valores constitucionales es sólo un ideal, algo casi irreal porque a pesar de vivir la crueldad, la miseria, la humillación te hacen creer que dicho sacrificio es para el bien de tu nación, misma que no hará nada por ti (más adelante lo entenderás).

¿Cual es el camino a seguir cuando cumples los 18 años en Colombia? Según el Estado es muy sencillo, algo como presentarse voluntariamente –para nada instigado a hacerlo– a la zona de reclutamiento más cercana para que te valoren y así puedan dar un veredicto si eres apto o no para prestar el servicio militar y más teniendo las únicas excepciones de ley para NO cumplir que son: Ley 48 de 1993 establece claramente las causales de exención y aplazamiento, las autoridades militares: reclutan miembros de las comunidades indígenas, incorporan a las filas a hijos únicos, incorporan a las víctimas de desplazamiento forzado, incorporan a casados que hacen vida conyugal, incorporan a jóvenes que se encuentran adelantando estudios de educación superior.

Todo lo anterior es correcto, pero ¿y si no tienes ninguna exención de ley y no quieres prestar el servicio? Pues, básicamente tienes que cruzar los dedos para que en alguno de los exámenes que te hacen salgas insuficiente para reprobar y así no tener que ser participe de una guerra que no es tuya o quizás ¿escaparse? Oh, no… eso resultaría a un peor, podría ir desde una multa hasta prácticamente ser “capturado” este último en caso de que hayas asistido, pases los exámenes, te escapes y vuelvan y te atrapen, en este caso eres devuelto al cantón militar (una especie de captura). En fin, pero y si ¿soluciono todo por las buenas? ¿Pago por mi libreta de servicio? Pues… no están sencillo, según datos de la Defensoría del Pueblo:

“La Entidad logró advertir que, en la práctica, quienes pretenden definir su situación militar deben enfrentarse a demoras e irregularidades causadas por (i) la incorrecta aplicación de la normatividad vigente y la jurisprudencia por parte de las autoridades militares; (ii) la imposición de obstáculos y barreras para la definición de la situación militar; (iii) la extralimitación de las faculta-des sancionatorias por parte de las autoridades militares; (iv) la inexistencia de un sistema nacional de información accesible que permita verificar la si-tuación militar de los colombianos; (v) la falta de regulación de determinadas situaciones no contempladas en la Ley 48 de 1993 —como la situación de los objetores de conciencia o las personas con identidad de género diversa—; (vi) la falta de un protocolo de desacuartelamiento y la imposición de barreras que impiden materializarlos en tiempos razonables, entre otros”.

Prácticamente quieras o no, tendrás que ser parte de un proceso largo y tedioso para resolver tu “situación militar” como si de una condena se tratase. Ahora bien, dicho arduo proceso debe de tener una serie de beneficios y características para mitigar el riesgo y demás circunstancia durante aquel tiempo ¿verdad? … ¿verdad? Pues, para el año 2019 se resumía en:

¿Cuáles son los beneficios de prestar servicio militar en el país?

Parece todo muy color de rosa ¿verdad? Pues, en mi experiencia ninguna de estás cosas las vi, bueno, una si… el dinero aquel que te alcanza para un kit personal de aseo, mandar algo hacia la casa y el resto para costear cualquier dulce/golosina o antojo durante tu permanencia en la selva ¿y el resto? Es basura, quizás la cotización para la pensión sea posible, pero tienes que lidiar con una certificación por parte del Comando Unificado de las Fuerzas Militares para poder hacer valer dicho tiempo y no, no es algo sencillo. Por otro lado, los estudios y salir cómo “técnico” es toda una falacia, a no ser de que seas de los que te lesiones durante el entrenamiento y pases todo el resto del servicio en el hospital militar, de ser así puedes estudiar, de lo contrario lo más cercano que estarás es contando las horas del día y calculando cuando terminara todo.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, procedo a realizar mi critica. No podía comenzar sin darles un contexto general con normas y códigos ¡datos reales y verificables! Ahora si, mi experiencia.

Estado desagradecido

Odio el Estado Colombiano porque fue aquel que me regalo a una causa gubernamental bajo el pretexto de “orgullo patrio”, aquel que me impidió obtener mis estudios superiores tanto antes cómo después, ese mismo que se aprovecho de un joven con una maleta llena de sueños para adormecerlo con mentiras.

Cuando cumplí mis 18 años entre en un mar sin sentido, mi vida giraba entorno a una sola cosa: estudio o trabajo, eso era básicamente cumplir mis sueños o abandonarlos… era de esos sentimientos que no me dejaban dormir en la noche, demasiadas crisis existenciales me generaron para aquel entonces, para rematar con aquella edad ya padecía de un depresión aguda que con el tiempo fui tratando gracias a un experto y pues, quedaban todavía “lagunas mentales” aun así no podía superar muchas cosas, solía sentirme demasiado mal y mi familia tampoco ayudaba mucho, me hacían sentir aun más miserable de lo que ya era.

En aquellos días decidí colocar a girar el reloj del destino y pues, decidí comenzar mis sueños, iba a estudiar psicología, si… esa misma que me había salvado en más de una vez del suicidio, esa que me hizo reconstruir mi mente nuevamente y pues, estaba muy animado, me imaginaba a mi mismo tratando a clientes igual de desesperados que yo, igual de rotos, es un sentimiento fatal. Por otro lado, para aquellos días de la nada conocí al amor de mis sueños y resumiendo todo esto bastante que ya me estoy saliendo del tema: El amor de mi vida termino siendo la MAYOR decepción de mi vida y justo mi familia entro una gran crisis económica, tanto que me hizo renunciar a mis sueños… teniendo estos dos complementos juntos, me enliste al Ejército; sabia que no iba a ser sencillo, pero nada me iba a romper aun más (eso creía).

En resumen de mi vida militar: El entrenamiento fue tan difícil que hacia parecer la guerra un descanso. En algún momento llegue a creer que no iba a ser capaz de cumplir con los objetivos, llegue a llorar de frustración, llegue a sentirme completamente humillado y vacío como si de no perteneciera a ningún lugar y nadie sintiera nada por mi ni de lo que me pudiera llegar a ocurrir ¡todo una locura! Y eso fue sólo el entrenamiento… llore por dentro cuando lo supere, mientras agarraba mi fusil y veía a mi familia colocar su cara de orgullo ante un tipo duro y blindado (pero por dentro roto). Quizás las cosas afuera iban a cambiar, pero no… estuve días, noches, bajo el sol ardiente (la sombra del Lancero), bajo la lluvia, bajo los truenos, con hambre, con sed, con dolor en los huesos de tanto exigirme a mi mismo, enfermo y aun así con un objetivo en mente: cumplir la misión.

Tuve muchos días de gloria, pude llegar donde nadie JAMÁS antes había llegado, pude ayudar más de lo que habría hecho sin uniforme y poder, pude proteger a niños, mujeres y ancianos de los peligros, las bandas y las guerrillas; mientras la población civil dormía, nosotros patrullábamos en busca de la soberanía nacional. Fuimos y regresamos del infierno, nos llegamos a meter a la boca del tigre, luchar con Satánas y vencer al mayor enemigo: la mente.

Siendo las anteriores líneas un resumen de todo mi tiempo en el servicio activo, pues proceso a contar lo que sucedió después de salir.

Seguramente me iba a esperar demasiadas “puertas abiertas” así cómo las condecoraciones que recibí en servicio, a si mismo cómo ayude incansablemente a la sociedad sin esperar nada a cambio, pero no, fue todo lo contrario… llegue a la ciudad siendo rechazado y odiado por Hippies que no creían en la guerra (el mismo Estado) mismos que me veían como un asesino y me tachaban como tal, eso me llevo por completo al aislamiento. Por otro lado, no podía resistir mucho sin dinero afuera y no fue nada lindo saber que, mi familia no había mejorado nada en cuestión económica, no tenía una base de la que partir para completar mis estudios, no tenía ninguna especialización para ejecutar lo aprendido y así poder laborar para ganar dinero, mejor dicho: fue comenzar de cero, volver a nacer.

El maldito Estado nos prometió mucho, arriesgamos todo por un sentido patrio para luego obtener NADA, miseria absoluta fue lo que recibimos, le dimos el pecho a un país que nos dio la espalda… jamás olvidaré eso. Agrego; no me mal interpreten, sigo amando la doctrina Militar, la desligo del Estado corrupto, Ejército sólo está lleno de hombres HONORABLES que darían su vida para salvar miles, todo sin esperar recibir nada a cambio, sólo con la satisfacción de recibir una sonrisa o quizás ni eso, mismos hombres que sacrifican su tiempo, su familia, sus sueños para cumplir con un objetivo y es mantener la soberanía nacional, que mientras el “futuro del país” descansa, ellos están ahí, activos para reaccionar ante cualquier celula de terrorismo ¿Cómo no sentirse orgullo de aquellos hombres? SALVE USTED LA PATRIA, mismo grito de más de uno, batallar desde sus redes sociales mientras la verdadera guerra se libra desde las montañas, desde las fronteras… días completos de hombres sacando a sus hermanos de equipo heridos, quizás muertos, un honor que se apaga y la maldita pregunta es ¿Para que? Nada… Estado de mierda.

Mi conclusión es sencilla: se debería de dar las garantías a todos aquellos jóvenes que se sacrifican ante la patria, la garantía de su estudio asegurado una vez que culmine su servicio, por lo menos en eso… es lo mínimo que le debes de dar a alguien que arriesgo su vida, dio su tiempo para luego renacer.

Finalizo con una de las propuestas que lanzo un político que se postulo a la presidencia y este 2022 veremos si es el elegido o no:

“Propongo reemplazar el servicio militar obligatorio por un servicio social de alfabetización digital. Que los jóvenes que salgan de la secundaria enseñen a millones de personas las nuevas tecnologías digitales”.

Al menos serviría de algo.