La felicidad y las expectativas
La expectativa podría ser la esperanza o posibilidad de conseguir algo. Durante años nos han hecho creer que tener altas expectativas sobre algo es bueno y que además es parte fundamental de una persona que no es para nada fracasada, simplemente un soñador, pero esto lo creó erróneo.
Quizás por lo que voy a decir a continuación algunos me cataloguen de «conformista», aunque nunca he estado a favor de tal sentimiento porque siempre me he quejado de lo que no creo correcto (aunque me pueda equivocar), simplemente no me conformo con lo que no me llene verdaderamente; es puro instinto, creería yo ¿y qué eso que podría ser considerado algo puramente de alguien conformista? Ser feliz a costa de las pocas expectativas.
Personalmente creó que se es feliz fácilmente llevando una vida de pocas expectativas, no esperar mucho ni muy poco, simplemente ser uno mismo y «llevar» en la mente lo necesario, llenarse de muchas expectativas solo servirá para entorpecer nuestro camino y quizás todo lo que estemos haciendo en favor de conseguir algo o a alguien.
Una buena definición sobre la expectativa decía: Para que las expectativas puedan nacer es necesario que tengan alguna clase de respaldo. Si no, se trataría solo de un simple deseo que podría llegar a tener raíces irracionales o estar impulsado por cuestiones vinculadas a la fe.
A continuación voy a dar un pequeño ejemplo para entender todo lo que he escrito. Suele pasar que en muchas ocasiones no me hago entender… en mi cabeza son muchas cosas que a la hora de decirlas/escribirlas no son como lo pensaba.
Eje: Suele pasar que la mayoría de personas cuando son avisadas de que le van a regalar algo se llenan de expectativas muy altas y al final después del mismo regalo terminan desilusionándose por no ser lo que esperaban. Siempre he estado en contra de este tipo de pensamientos, más concretamente la expectativa y por ello es que siempre me e mantenido con las expectativas bajas, aunque también he caído en las expectativas altas.
Me acuerdo cuando era tan solo un niño y mi padre decía que me iba a regalar algo, siempre me imaginaba un gran regalo o un juguete bastante genial, pero no, nunca fue así… mi padre no era tan genial para regalar algo bueno, creó que desde ese entonces aprendí a no tener altas expectativas frente algo o alguien, solo las necesarias.
No solo he caído en las expectativas altas conforme a algo material, también en el amor… esperar mucho de alguien pero recibir muy poco; un clásico.
Para complementar este artículo y dejarlo bastante completo, voy a recurrir a los pensamientos de Arthur Schopenhauer y sus claves para ser feliz.
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer era un pesimista extremo, pensaba que vivimos en el peor de los mundos posibles y que la felicidad es tan solo una ilusión. Famosa es su frase: «la vida oscila como un péndulo hacia atrás y hacia adelante, entre el dolor y el hastío».
Sin embargo, luego de su muerte, entre sus notas personales se halló un manuscrito titulado «Die Kunst, glücklich zu sein», que podría traducirse como «El arte de ser feliz». En ese manuscrito enumeró una serie de reglas para evitar el sufrimiento inútil y ser más felices.
Las claves de la felicidad, según Schopenhauer:
Evita la envidia y las comparaciones
«Nada es tan implacable ni tan cruel como la envidia», afirmó Schopenhauer. La envidia es una de las emociones más negativas que podemos experimentar porque nos condena a un estado de insatisfacción permanente, alejándonos de la felicidad. Compararnos con los demás implica dedicar tiempo y energía a una tarea infructuosa en la que casi siempre saldremos perdiendo pues normalmente nos comparamos con aquellos que pensamos que son más ricos, más capaces o más felices. Por eso, el primer paso para ser feliz consiste en dejar de compararse y comprender que la envidia no tiene cabida ya que todos somos diferentes.
Deja de angustiarte por los resultados
Schopenhauer decía que antes de emprender cualquier proyecto o tomar una decisión importante, debemos reflexionar largamente sobre ello, pero, una vez que hemos dado el paso, tenemos que dejar de preocuparnos obsesivamente por los resultados. El filósofo nos animaba a dar lo mejor de nosotros y quedarnos con la íntima satisfacción de habernos esforzado al máximo, sin angustiarnos demasiado por los resultados obtenidos pues muchas veces ni siquiera dependen exclusivamente de nosotros.
Sigue tu instinto
Schopenhauer pensaba que existen personas muy creativas y otras más lógicas, personas dadas a la acción y otras a la contemplación. Por eso, una de sus claves para ser feliz consistía en dejarse llevar por el instinto y no ir en contra de nuestra naturaleza. Al decir del psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, sería encontrar nuestra auténtica pasión y seguirla, para entrar en ese estado de flujo que provoca una gran satisfacción interior.
Haz que la felicidad solo dependa de ti
Este filósofo abogaba por la autosuficiencia. Explicaba que si nuestra felicidad depende de los otros, entonces no es nuestra. Consideraba que «la felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos, porque todas las fuentes externas de felicidad y de goce son, según su especie, inseguras, defectuosas, pasajeras y sometidas a la casualidad». Por eso, animaba a buscar las razones para ser felices en nuestro interior, no fuera.
Limita tus deseos
Schopenhauer, profundamente influenciado por la filosofía budista, pensaba que para ser felices debemos limitar nuestros deseos. Creía que desear continuamente nos sume en una espiral de insatisfacción que nos lleva a correr detrás de cosas que jamás terminarán de satisfacernos porque generan nuevas necesidades y deseos. Por eso, estaba profundamente convencido de que uno de los secretos para ser felices es desear mucho menos.
Controla tus expectativas
Este filósofo no solo nos anima a limitar nuestros deseos sino también nuestras expectativas porque a menudo estas son la causa de la infelicidad. Cada expectativa alimentada que no se cumple, es terreno fértil para la frustración. De hecho, afirmaba que «en vez de especular sobre las posibilidades favorables, inventando cien esperanzas ilusas, todas preñadas de decepción si son incumplidas, deberíamos centrarnos en todas las posibilidades adversas. Eso nos llevaría a tomar precauciones». En otras palabras: nos anima a desarrollar una visión más realista que nos permita afrontar los obstáculos, en vez de alimentar falsas expectativas que nos hagan infelices.
Valora lo que tienes como si lo fueras a perder mañana
Mucho antes de que se realizaran los estudios modernos sobre la gratitud, Schopenhauer ya hablaba de la importancia de valorar lo que poseemos, desde la salud, la familia y los amigos hasta las cosas materiales. Nos alertaba de que «pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta». Por tanto, debemos aprender a mirar la vida con un prisma más positivo, sintiéndonos agradecidos por esos «regalos» y aprovechándolos mientras podamos. Comenzar el día dando gracias por lo que tenemos es una excelente manera para cultivar la felicidad.
Sé compasivo contigo mismo
Podemos llegar a ser jueces muy despiadados con nosotros mismos. Al analizar nuestra vida y los errores que hemos cometido, podemos excedernos con los reproches, generando una profunda sensación de culpa e insatisfacción que genere amargura. Por eso, Schopenhauer dijo «la amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida». El filósofo nos animaba a ser más amables y comprensivos con nuestros fallos y debilidades, lo cual no significa que no debamos intentar mejorar, pero sin necesidad de autoflajelarnos.
Equilibra la atención entre el presente y el futuro
Schopenhauer pensaba que un desequilibrio entre la atención que prestamos al presente y al futuro, puede hacer que la una estropee a la otra. Básicamente, nos exhorta a elaborar planes, pero con los pies en la tierra, disfrutando del aquí y ahora, sin postergar la felicidad a un futuro que podría no llegar. Su idea es que no debemos hipotecar nuestra felicidad a una meta futura, pero tampoco debemos ofuscarnos demasiado con una adversidad presente como para pensar que el futuro no nos depara nada positivo. La clave radica en movernos en el tiempo con soltura, para encontrar en cada momento, lo que necesitemos para salir adelante.
Emprende y aprende, siempre
Schopenhauer dijo «no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige». Por eso, siempre le confirió una gran importancia a los planes y proyectos de futuro, los cuales aportan una dosis esencial de entusiasmo a la vida. Cuando nos quedamos en nuestra zona de confort, sin aprender nada ni plantearnos nuevos retos, nos iremos apagando un poco cada día. Por tanto, para ser felices necesitamos movernos continuamente hacia adelante, planteándonos nuevos retos y realizando nuevos aprendizajes que nos permitan crecer como persona.